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Buenos Aires: la historia en bicicleta. - Ciclismo Urbano por Ramiro Juárez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
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miércoles, 20 de julio de 2016

Gajes del oficio de un ciclista urbano

La mayoría de los siniestros viales consiste en el choque entre dos o mas vehículos, o el desafortunado atropello de algún peatón por parte de algún vehículo. En menor medida, aunque no por ello menos comunes, se dan casos de vehículos (y al decir vehículos incluyo a las bicicletas), que se dañan o causan daños a otros materiales o cosas.

El ciclista urbano, debe sortear múltiples obstáculos y gran cantidad de estos. Obstáculos y peligros, siendo los mas comunes los causados por el tránsito en sí, en especial los automóviles, cortes de calles y baches. Sobre todo muy comunes en esta Buenos Aires querida...

Cuando suceden cosas algo desafortunadas, imprevistas, o desperfectos mecánico o viales nos encontramos frente los "gajes del oficio" del ciclista urbano.




No hay peor astilla que la del propio palo


Me abordó esta maxima del saber popular cuando pude descifrar el motivo de una pichadura de neumático trasero que sufrí hace poco, retrasando mi regreso al hogar... Después de casi dos años de no sufrir ninguna, me sorprendió esta, lejos y de noche.

Las reflexiones que inspiraron este hecho derivaron en recuerdos de otras vicisitudes del ciclismo urbano y estos recuerdos derivaron en este artículo que están Ustedes leyendo...


Quien esto escribe usa neumáticos de "tapones" gruesos, y los mantengo en buen estado cambiándolos una vez al año, que es cuando comienzan a desgastarse, mostrando los signos de rodar diariamente, por la áspera superficie de las calles de Buenos Aires... Esas que tienen ese "que se yo... viste...!?". Pues les digo que yo si SE MUY BIEN lo que tienen... Tienen la mas variadas clases de impurezas y elementos punzantes, dispuestos a dañar el neumático o la rueda de la bicicleta del distraído o imprudente.



Pese a todo esto, el extremo cuidado que pongo al rodar, y el uso de cubiertas en buen estado, gruesas y de la clase "para todo terreno" permitió que se diera este extenso lapso en el cual no sufrí ninguna pinchadura.






Una vez en casa, mientras cambiaba la cámara de aire dañada por una nueva, (otra precaución extra, cámara con mas de dos parches, se reemplaza, siempre ruedo con cámaras "nuevas"), me puse a revisar por dentro la cubierta, palpando en busca del objeto o rotura de sección del caucho, causante del ponchazo. Descubrí firmemente clavado del lado interior de la banda de rodamiento, e invisible al ojo humano desde fuera un minúsculo, infimo, diminuto filamento de cable de acero, como la punta de un alfiler. Algo tan pequeño, detuvo el avance de máquina y ciclista, varios miles de veces mas pesados que el pedacito de alambre que sostuve en la palma de mi mano y me guiñaba con brillantes destellos, reflejando el sol matinal.





El ser humano a veces se dirige verbalmente a objetos inanimados, y esta fue una de las veces. Una larga lista de improperios y gruesos epítetos brotaron de mis labios, dirigidos al filamento, al cable de acero, y a sus fabricantes...

Triste, mas triste aun fue mi sorpresa al notar que el filamento en sí tiene amplias posibilidades de provenir del extremo sobrante del cable de freno trasero de mi propia bicicleta...

No hay astilla que duela mas, que la del propio palo...


Y no hay peor palo que el que uno se pega solo


Por lo general cada quien tiene sus "caminos" diagramado y los sigue, de acuerdo a los lugares  los cuales se dirija. La finalidad de trazarse y seguir los propios caminos es justamente llegar a destino, pero minimizando la cantidad de obstáculos y dificultades a sortear. 

Yo llamo a estas rutas: "caminos de hormiga", pues estos insectos marcan sus recorridos con feromonas, para poder seguirlos sin equivocarse y para seguirse unas a otras. Sucede entonces que el ciclista conoce "el terreno que pisa", literalmente y esto genera confianza en lo que se hace. Tanta que a veces el ir y venir por los mismos caminos se "automatiza" y se monta la bicicleta y se circula, concentrado si, pero pensando en otras cosas.

A veces la confianza puede ser excesiva, y el exceso de confianza suele ir muy emparentado y de la mano, con el exceso de velocidad. A todos alguna vez se nos ha hecho tarde para llegar al trabajo, alguna cita, o simplemente nos invade el deseo de "pistear", acelerar el ritmo y sacarle ventaja a otros vehículos motorizados y mas caros, pero menos eficientes que nuestro poderoso "corcel" de acero y aluminio.

Cuando esta conjunción se da suele suceder al ciclista "darse el palo", es decir chocar contra algo o caerse. Darse el palo significa en resumidas cuentas tener la responsabilidad del siniestro acaecido, estando implícito en la frase el hacerse daño uno mismo.

Hace casi tres años atrás, la prisa por llegar a casa, hizo que este ciclista urbano sufriera un palo considerable, producto del terrible matrimonio "Exceso". Exceso de velocidad y exceso de confianza.

Fin de año, llegada la hora de salir del trabajo, una ruta muy conocida. Gran despliegue de pericia al acelerar, frenar levemente para colocar el cuerpo de diversas formas sobre la bicicleta y esquivar, autos, personas, paradas de bus, árboles. Tramo sobre la vereda desierta, paredón que bordea el Mercado de Hacienda de Liniers, casi 500 metros sin bocacalles ni persona, ni puertas por las que pudieran salir peatones o vehículos. la última curva , rampa para bajar de la vereda girando a la derecha en Murguiondo, semáforo en verde y nadie viniendo acomodo el cuerpo inclinando la bicicleta y sacando hacia afuera la rodilla y... Zas!

Partículas, granos de arena sobre el cemento de la rampa provocan que la rueda trasera derrape hacia afuera de la trayectoria curvilínea... La gravedad hizo el resto arrastrándome hacia el suelo...





Los años de "oficio" hicieron que automáticamente suelte el manubrio y trate de saltar de la bicicleta, pero la poca distancia entre el suelo y mi persona, inclinada, girando hizo que la rodilla de contrapeso toque el cemento provocando una estrepitosa caída, mas aparatosa que letal, pero que dejó sus consecuencias...

Ese Fin de Año a las doce de la noche brindé con dulces, turrón y una "frutilla" del tamaño de un durazno mi rodilla.



Cuando tu propio caballo te muerde

En esa ocasión mi "fiel corcel" estaba apoyado sobre un tronco de arbol caído en un parque de Buenos Aires, a la sombra de una frondoso aromo. La estación estival apretaba con un calor bastante sofocante y la indumentaria que llevaba, consistía en bermudas.

Al querer volver a montar un mal movimiento provocó que la bici se desplazara unos centímetros comenzando a caer de costado, hacia el costado opuesto al que ocupaba este ciclista, lo cual provocó el instantaneo y reflejo movimiento por atajarla, para lo cual moví un pie hacia adelante. En ese momento la corona, o plato impactó en la parte frontal de mi pierna justo sobre la tibia. El golpe con los dientes del plato y el peso de la bicicleta cayendo provocaron una verdadera "mordida" de la cual hasta el dia de hoy llevo las cicatrices...

    





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jueves, 7 de julio de 2016

La bicicleta: El vehículo de uso personal por excelencia

La bicicleta y el humano


La maquina complementa al hombre y cada una de estas máquinas son distintas, y parecidas a la vez. Están hechas de lo mismo, materiales similares y funcionan con el mismo sistema, como nosotros, los humanos.

Pero cada una cuenta con su propias características y "personalidad" simbióticas con la del propietario y piloto.


Ella materializa el complemento y suplemento mecánico faltantes a nuestra naturaleza orgánica. Con simplicidad esta maquina avanza con nuestro propio impulso, y es una extensión de nuestro cuerpo.


Este es el tema del artículo, la relación estrecha y "personal" que cada ciclista urbano tiene con su vehículo.



La personalización


La manera de copiar el terreno, y sentirlo en nuestras piernas, brazos, y articulaciones, afirmándonos en los pedales, y asiendo el manubrio, son las sensaciones que se experimentan al montar la bici por la ciudad 

Todo eso se disfruta porque la bici es adaptable, en la posición del asiento, la altura en la cual este se regula, para acomodar el largo de las piernas en los pedales al pedalear , en la distancia del asiento al manubrio. El angulo de "ataque" del manubrio, hacia atrás, o adelante, también se regula para adecuar la posición de nuestros brazos.

Esta personalización mecánica, es la que verdaderamente cuenta, mas allá de aquella en la cual el dueño dará belleza estética a su rodado. Existen en las redes sociales infinidad de tutoriales de mecanica de bicicletas
 para aprender a ejecutar esos ajustes, desde los mas sencillos hasta los mas complicados, de acuerdo al empeño y ganas de cada dueño de bicicleta, en aventurarse a las reparaciones y ajustes. 

Incluso valiéndose de los elementos de seguridad básicos (faros, reflectivos, guardabarros y casco) el ciclista urbano puede configurar su vehículo de manera determinada para obtener los mejores resultados y efectos positivos derivados del buen uso de la "personalización" mecánica.  



La bicicleta no se presta


Como dice el saber popular: "Mujer, caballo y guitarra... No se prestan". Y no sólo por pura mezquindad, también por sentido común y por comodidad.

En este caso nuestro fiel corcel es de acero, y como tiene la propia personalidad del dueño impresa en su fisonomía resultará incómodo a quien quiera montarlo.

La incomodidad sera por partida doble y en ambos sentidos. A un nuevo jinete le llevará tiempo adaptarse a las "mañas" del  metálico corcel, y a éste le resultará extraña una nueva y distinta manera de pedalear. El rendimiento se verá afectado en medida proporcional a las diferencias que existan entre los distintos jinetes.
Además de la personalización mecánica cada ciclista urbano, cada jinete tiene una forma de montar, de aplicar la fuerza en los pedales y de acomodar el peso del cuerpo sobre el asiento. cada uno de distintas maneras coloca los brazos al asir el manillar y cada mano se ve y se siente distinta al colocar los dedos sobre las palancas de freno y los "shifter" de los cambios. Por lo tanto cada bicicleta tiene un rendimiento óptimo que varía de acuerdo al uso que se le dé y a la forma de hacer el uso en sí mismo.


El fracaso del sistema del sistema público de préstamos de bicicleta





Precisamente por lo anteriormente expuesto es que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Sistema Público de Bicicletas, está fracasando de manera estrepitosa, debido a que sumado al altísimo índice de vandalismo y robos que hay sobre las unidades se suma el alto índice de los desperfectos mecánicos, para los cuales la cantidad y calidad del personal de mantenimiento parece no dar abasto.

Los desperfectos mecánicos surgen en mayor medida por la personalidad de los distintos usuarios del sistema, en comparación con el desgaste en sí mismo y a las horas y distancia que rueda cada unidad por día.

La mejor prueba de ello es que un ciclista urbano con su propia bicicleta puede llegar a rodar muchísimos mas kilómetros que en una bicicleta pública, antes que experimentar cualquier inconveniente mecánico derivado del desgaste de una pieza. El uso constante pero parejo, amable y considerado, hacia la bicicleta, se verá recompensado por una mayor duración de sus componentes. Una vez mas se comprueba que noblemente, la bici devuelve a su dueño el buen uso que éste le dé.

Es decir que causa mayor "daño" y desgaste a la unidad el tener varios usuarios (cada uno con su manera particular de usar la unidad) que el rodar permanentemente.
Debe ser tenido en cuenta también que quienes usan el sistema público, suelen estar con prisas y otros factores personales; y la propia idiosincrasia porteña hacen que el uso dado a la unidad no sea el mas "cariñoso" ni sea dado pensando en las demás personas que usarán esa misma unidad.

Derivado de esta premisa, es común el observar que varios de estos usuarios del sistema público, hacen sus propios ajustes cuando cuentan con las herramientas o cuando la unidad dispone de palancas de cierre y ajuste de asientos y manubrios.



Maquina de libertad


La bicicleta es el mas vivo y productivo de los objetos inanimados que rodean al ser humano. ella otorga favores y facilita la movilidad y la vida misma brindando hasta salud y bienestar a quien la usa. regala entre varias cosas la mas importante: La libertad.

La libertad de depender solo de nuestra energía y voluntad, sin tener que esperar, demorados como lo hacen maquinas mas voluminosas...


La incomparable sensación de recorrer cientos y hasta miles de kilómetros por nosotros mismos, sin depender del transito, combustible, o caprichos técnicos de maquinas mas complicadas, que ademas contaminan...

El viento, compañero de ruta que susurra en nuestros oídos, siguiendo o respondiendo a nuestros pensamientos... La bicicleta regala inspiración y  poesía en movimiento

Permite a su jinete el ser creador permanente de su camino...Lo acerca a la Divinidad, imaginando, siguiendo y creando su rumbo y camino, jugando al rodar los mismos juegos que de niños... 
La bicicleta es un objeto inanimado, pero para nosotros no es asi, pues al montarla, ella esta tan viva como nosotros. Ella nos regala cada dia algo nuevo, esta en nosotros encontrar y valorar ese regalo, como la perla de cada dia...

Parafraseando la cancion, bici que rueda, nunca se oxida...



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